Sexo Caliente Una Mierda Inolvidable
La noche calurosa y loca comenzaba, cuando dos cuerpos se juntaron en el Sexo gostoso para crear la combustión deseada por ambos. Llega a la puerta de su apartamento, con las manos ágiles y a la vez apresuradas, deseoso de descubrir los placeres de su cuerpo. Nuestra heroína estaba esperando a su amado listo para comer y admirar las partes ocultas. Ella lo ató con su propio corazón y él no podía soltarlo.
Tan pronto como él entra, ella lo mira muy intensamente, su mirada indica que estaba precediendo a sus deseos. Ella rápidamente mostró su sonrisa más deliciosa, lentamente le desabotonó la camisa y luego se encargó de las otras prendas una por una. Él la mira con más interés, asombrado de cómo ella revela sus encantos. Pronto se acercó y comenzó a bailar como una seductora ninfa, moviendo su cuerpo de forma hipnótica para provocar aún más los deseos de su amante.
Su sensualidad lo enloquecía aún más, cada movimiento hacía explícitos los sentimientos que sólo ellos dos conocían. Sus pies se movían y con cada paso el fuego aumentaba, era como si el universo entero colaborara para hacer del sexo entre ellos una experiencia inolvidable.
Fue cuando el fuego estaba en su punto máximo que ella se derritió en su boca, pasando su lengua caliente entre los valores y posibilidades escondidos entre sus labios. Esa lengua recorrió cada rincón de su boca, explorando y descubriendo conexiones que nunca antes había experimentado a cada segundo.
Él solo quería probar ese calor suyo teniendo buen sexo.
Con esa bebida creada por la unión de los dos cuerpos, sus dedos recorrieron todos los pequeños montones de amuletos y/o carnes sabrosas que encontraron en el camino. Luego bajó un poco más, ya temblando de éxtasis, y alcanzó su cuello, pasando las manos por él. Explorando así los límites de la posibilidad de ampliación. Con un ligero apretón, subió hacia sus labios, derritiendo el dulce sabor de ese beso que intercambiaron en ese momento.
Pronto él estaba ansioso por comenzar el juego, mientras ella misma pensaba, trazando en su mente una forma de satisfacer su deseo. Ella cedió y avanzó hacia su intimidad, comenzó a relajarse suavemente y avanzar hacia la siririca. Mientras él se daba vuelta durante el sexo caliente, ella aprovechó la situación para rodear su cintura con sus piernas. Como resultado, comenzó a moverse lentamente a un ritmo que nadie había inventado ni sentido antes.
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