La luz de su hermoso coño
Marina estaba mirando la puerta de su apartamento. Sabía que si abría esa puerta, vería algo frente a ella que la excitaría repentinamente por su hermosa belleza. Buceta – El cuerpo perfecto de Sebastián.
Lo conocía poco y sabía que debía evitar cualquier relación con él. Sin embargo, el deseo venció a la razón. Cuando se abrió a ese hombre, descubrió aún más sobre sí misma, que no sería capaz de resistir el toque de este hombre por mucho tiempo.
Y allí estaban, al borde de la cama, divirtiéndose, jugando, provocando con su carnoso coño. Las cortas pestañas de Sebastian se levantaron cuando se encontró con los ojos azules de Marina. Los años no habían pasado desapercibidos en su rostro, formando pequeños signos de sabiduría. Luego, comenzó a vestirse lentamente, dejando al descubierto la piel de un saludable bronceador, que aún cubría las curvas de su cuerpo en pequeños pedazos.
Carnalmente irresistible coño liso a cuatro patas
Marina deslizó su cuerpo bajo las sábanas y comenzó a besar el cuello de Sebastián, sintiendo la suave textura de su piel. Le encantaba la forma en que él se entregaba a cada caricia y cada toque, haciendo que su cuerpo ardiente vibrara de excitación.
Mientras disfrutaba del calor y la ternura de su abrazo, deslizó una de sus manos entre sus piernas. Cuando sus labios tocaron la deliciosa presencia de su hermoso coño, todo se vino abajo.
Cuando sintió ese sabor aprovechó cada centímetro de su cuerpo, frotándose contra Sebastian, explotando en una avalancha de placer que solo ardía más y más. Marina volvió sus ojos hacia su amante y supo que el placer que sentía no terminaría tan fácilmente, pues la unión entre ellos no era débil sino, más bien, carnalmente irresistible.
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