Follando el culo de la perra en su cumpleaños
Marta y Daniel se habían conocido y se veían por primera vez. Los dos ya sabían lo que estaban allí follándose por el culo esa noche. Marta iba vestida de forma muy sensual. Una blusa que resaltaba sus pechos y una falda básica hacían todo aún más atractivo.
Daniel dejó que su mirada recorriera su cuerpo, observando cada detalle. La forma en que la ropa se pegaba al cuerpo, las curvas y el sensual olor a piel sana que él mismo sentía.
Esta noche estaban teniendo su primera experiencia como pareja. No había reglas, ni obligaciones, el único propósito era divertirse experimentando nuevas posibilidades mientras disfrutaba del placer de la desnudez y las caricias.
Daniel besó los labios de Marta suave y suavemente. Ella respondió con entusiasmo, dejando que su lengua se mezclara en la boca de su pareja. Sus cuerpos comenzaron a moverse en perfecta sincronización y sus manos la acariciaron cálidamente y con un deseo mutuo de explorar.
La recostó suavemente sobre la cama y lentamente comenzó a besarle el estómago y las piernas. Daniel sintió el ardor cuando la lengua acarició el interior de ellos.
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Cuando por fin llegó a sus labios femeninos, Marta se dejó llevar por la sensación. El embriagador sabor de su boca y la suavidad de sus labios la completaban. Cuando Daniel sintió que Marta cedía y se abría por completo a él, fue como si se abriera a un mundo nuevo.
Fue entonces cuando el juego alcanzó un nuevo nivel. Daniel comenzó a pasar su lengua por el cuerpo de Marta, primero por sus pechos, luego por sus labios, hasta llegar a su culo. Comenzó a chupar y lamer ese lugar, cada vez más y con más intensidad.
Marta jadeaba con cada toque, con cada caricia. De esta manera empezó a sentirse más relajada, a perder sus inhibiciones y luego a empezar a experimentar la sensación de cada nuevo estímulo insistente. Luego comenzó a gemir cada vez más fuerte cuando sintió algo de la textura de Daniel follándose el culo.
Había colocado dos de sus dedos rectos y firmes sobre la entrada. No sabía lo que significaba, pero tenía curiosidad por probarlo. Luego sintió algo parecido al orgasmo, pero era diferente. Sabía que era algo mejor de lo que jamás había sentido.
Poco después, empezó a introducir lentamente sus dedos en el culo virgen de Marta, poco a poco. Entonces gimió aún más y contó sus ojos. Poco a poco se fue acostumbrando a esa experiencia única que estaban viviendo juntos.
Luego se quitó los dedos y volvió a colocar su polla. Comenzó a sentir presión, pero la experiencia de placer que sintió fue tan fuerte que sus instintos se hicieron cargo. Marta comenzó a retorcerse de placer cada vez que un poco de la energía sexual que ambos experimentaban inundaba su cuerpo.
Cuando abrió los ojos, se sorprendió al darse cuenta de que su estrecho culo estaba bien abierto para Daniel. La almohada empapada de sudor le recordó que ella era dueña de su propio cuerpo y que nadie podía decirle qué hacer. Comenzó a balancear las caderas para encontrar el mejor ángulo.
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