Lola Danger: Cuento erótico de incesto con el tío

Era apenas una adolescente cuando comencé a sentir un deseo diferente por mi tío. No estaba segura de qué era, pero sabía que algo estaba cambiando dentro de mí.

Todo empezó cuando vino a visitarnos y se quedó unos días en nuestra casa. Siempre me gustó su presencia, era divertido estar a su lado y hablar de cosas al azar.

Pero esa noche, mientras veíamos una película juntos en el sofá, algo cambió. Me di cuenta de que no podía quitarle los ojos de encima, que su presencia me hacía sentir una calidez que nunca antes había sentido. Me avergonzaban mis pensamientos, después de todo, él era mi tío y eso estaba mal.

En los días siguientes, traté de ignorar estos extraños sentimientos que me consumían, pero no pude. Me puse cada vez más nervioso a su alrededor, me sorprendí mirando su cuerpo e imaginando cosas que no debería.

Hasta que un día, mientras estábamos solos en casa, me preguntó qué me pasaba. No podía mentir, dije la verdad sobre cómo me sentía y lo confundida que me estaba generando.

Fue entonces cuando todo cambió.

Sexo incestuoso entre adolescentes. La exploración del pecado

Mi tío no me juzgó, no me regañó. Simplemente dijo que entendía y que también sentía algo por mí, algo que no podía controlar.

Me sentí sorprendido y emocionado al mismo tiempo. ¿Qué quieres decir con que sentía lo mismo que yo? Esto no puede estar pasando.

Pero lo fue.

Se acercó a mí y me besó suavemente en los labios. Fue un beso como nunca antes había experimentado. Fue intenso, lleno de deseo y pasión.

A partir de ese momento nos convertimos en amantes secretos. Me enseñó todo lo que sabía sobre sexo, me hizo descubrir cosas que ni siquiera imaginaba que existían.

Sabíamos que estaba mal, que podríamos ser castigados si alguien se enteraba. Pero no pudimos resistirnos el uno al otro. La atracción era más fuerte que cualquier juicio moral.

Estuvimos juntos un tiempo, hasta que se mudó a otra ciudad y todo terminó. Nunca le conté a nadie sobre nuestra aventura, manteniendo esta experiencia como nuestro secreto.

Pero a veces sí, todavía extraño ese momento, los momentos de placer que vivimos juntos, la pasión prohibida que era tan excitante.

Lola Danger, la sobrina que cedió al deseo por su tío, aunque sabía que era pecado.