La Peladinha Ninfeta del paraíso
En el lago había una ninfa pequeña, flaca y desnuda llamada Abril, que, a pesar de ser una dama muy sutil y casta, era la principal atracción de los felices criadores de ovejas en los pastos de Portofino. Con el paso del año, la lengua maliciosa de los lugareños difundió la historia de la ninfa desnuda que, todas las noches, bailaba en las transparentes aguas del lago, balanceando la cintura para sus gritos.
La atracción de la nínfula desnuda ya había traspasado los límites del paraíso, y se escuchó que varias personas venían desde muy lejos con sus barcas para ver a la nínfula. Sin embargo, como era tan tímida, ver tanta gente la asustó, lo que hizo que desapareciera rápidamente entre los grandes árboles circundantes.
Al mismo tiempo, una fuerza creativa y seductora se apoderaba de la ciudad. Una noche, Gaia, la diosa de la Tierra, decidió hablar para encontrarse con la pequeña y delgada ninfa e inspirar a los habitantes de Portofino a celebrar su belleza. Vestida con su atuendo élfico, bailó sobre el lago, liberando un misterioso hechizo de sus manos.
Entonces el encantamiento de Gaia dio al lago y a su ninfa una belleza deslumbrante. Los peces, ahora iluminados, brillaban como estrellas en las tranquilas aguas y los árboles circundantes se tornaban verdes y lujosos. Quienes cruzaron el lago navegaron vieron las imágenes y reflexionaron sobre la belleza de la naturaleza.
Mientras tanto, Gaia fue capturada por la nínfula y ella comenzó a inspirar a Abril a celebrar su propia belleza. Nadaron y bailaron juntos, y el calor que emanaba del lago aumentaba con cada toque de sus manos. Gaia le dio a Abril la libertad de dejar que su presencia brillara en todas partes, transformándose en la criatura más hermosa que todos en esa región habían visto jamás.
Una pasión que marcaría para siempre a la ninfa desnuda
Incluso después de todos estos años, la nínfula desnuda todavía despertaba en los campesinos una pasión que les aceleraba el corazón. Los autobuses estaban llenos todos los días de gente que quería ver a Abril. Así, las calles alrededor del lago pasaron a ser conocidas como “el lugar donde los sueños se hacen realidad”. Entre esas personas había un hombre que se enamoró de la nínfula desde que la vio en su primera actuación.
Era un amor imposible, porque el hombre era un simple campesino y la nínfula desnuda una diosa. Un día, en un acto de desesperación, el hombre se arrojó a las aguas del lago, como para unirse con la ninfa. Al escuchar sus gritos de desesperación, Abril no pudo contener las lágrimas y se acercó a él.
Su cuerpo, con el leve resplandor de las aguas iluminadas, quedó desnudo ante la presencia del hombre. Abril se acercó tranquilamente y le tomó la mano, diciéndole que podía concederle una sola petición. Como no podía pedir una vida juntos, le pidió que nunca abandonara su lago.
Así, Abril empezó a vivir como una diosa del agua, dentro de los límites del lago Porto Fino. Años más tarde, después de que sus hijos abandonaran el paraíso, ella seguía allí, todas las noches, compartiendo su belleza con quien quisiera verla. Ella y el hombre que la amaba nunca se habían sentido más íntimos.
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