La explosión de Placer dando Pucetinha con Locura
Ya sabes que la palabra clave de este cuento erótico es “dar el coño”. Y eso es exactamente lo que hará Sophia, está lista para ofrecerle Buceta al mundo, complaciente y dispuesta a cualquier tipo de placer.
Tiene la piel suave y sensible, encantadora y tersa, sus manos son cálidas y le dan a su piel el cuidado que necesita. Los labios de Sophia forman una sutil sonrisa, los mueve de un lado a otro, esperando al viejo conocido de su cuerpo, ese que tanto ama y que se acerca a ella para darle ese fuerte y cálido abrazo. Estaba lista para abrir las puertas de su intimidad.
Al llegar a su destino, el hombre entró a la habitación para encontrar a Sofía, hermosa y con esa mirada de deseo. Poco después, estaba lista para ser explorada y seducida, sus pechos rebotaban y desafiaban el control y la dominación. Se acercó a ella y la besó suavemente, sus labios eran suaves y cálidos, fue más y más profundo, frotando y provocando con movimientos sensuales.
El hombre y Sophia se entregaron a un juego de amor, sus labios en busca de mayor intimidad, sus manos en busca de placer, se acercaron y se entrelazaron en un delicioso beso, sus labios y ojos se siguieron, tocándose y explotando de placer. Ella jadea y él respira con dificultad, abrazándola, mientras ella cede a sus deseos más ocultos.
El sabor del coño y el placer final
La dulzura de tus labios fusionándose en un solo toque, deslizándose por tus senos, alrededor de tu ombligo. Sus manos fueron de pilar a poste, cavando y encontrando curvas tan bien formadas y suaves, sus dedos la rodearon, profundamente dentro de ella. Pronto estuvo bebiendo los labios de su amor, que le brindaba lo que tanto deseaba, intimidad, calidez y una pareja con quien compartir momentos únicos de placer.
El hombre se lanzó a una exploración profunda, con sus dedos trabajando alrededor del coño que estaba tan apretado y húmedo que Sophia exudaba líquidos por sus pliegues. Entonces ella gimió y sonrió, disfrutando de esa sensación de puro placer. Ella lo deseaba, pero es más, el deseo exigía correrse, hacer vibrar todo su cuerpo. Ella vibró y explotó de tanto placer.
El hombre se bajó de la pared y comenzó a lamer el coño de Sophia, ella se estremeció, las sensaciones eran más fuertes. Él chupó y lamió cada centímetro de sus entrañas, ella se sintió invadida de tanto placer, explotó de tanto deseo. Entró en contacto con su clítoris, besándola y succionándola de una manera que ella nunca antes había sentido.
Ella gimió y pidió sentir más, así que él fue más profundo. Ella rodó sobre su miembro, tomando cada centímetro, balanceando una melodía de gemidos y jadeos. Su coño era una montaña de deseos, deseos que quiere compartir con el mundo entero, ¡lo disfrutaba porque nadie podía negarle todo ese placer!
Cuanto más llenaba el coño de Sophia, más ella se entregaba, renunciando a sus últimas fuerzas para el deleite de su amante. cerró los ojos y se relajó, disfrutando de ese placer.
- 0
