Juegos previos en sexo anal intenso
Cuando entró en la habitación, lo miré con valentía, deseando que pronto pudiéramos finalmente disfrutar. Sexo Anal intenso de nuestro momento íntimo juntos. Estábamos ansiosos por experimentar el nuevo nivel de intimidad y estimulación que nos brindaría. Sabía que esto no sería fácil, pero era un viaje que estábamos dispuestos a emprender juntos.
Suavemente me acerqué a él y pasé mis dedos por su pecho, sintiendo cada músculo e impregnando su piel con la fragancia de los aceites aromáticos que había untado. Su aroma se mezcló con el del incienso, creando un dualismo sensorial aún más intenso.
Lo abracé por la cintura y dejé que mis labios llegaran a su cuello, donde una fina capa de sudor lo hizo suspirar ante mi contacto. Sus brazos rodearon mi cintura y mis manos se deslizaron por su columna, sintiendo cada detalle de su cuerpo y anhelando lo que estaba por venir.
Inspirándonos en la luna llena, extendimos las mantas en el suelo y comenzamos a explorar nuestro propio placer de la manera más suave. Permanecimos así durante unos minutos, alimentando cada vez más nuestro deseo incontrolable.
Sus dedos sintieron mi piel hasta llegar entre mis piernas. Con un toque profundo e intenso, presionó mi botón de placer, llevándome a un crescendo de excitación aún más deseable. Sabía que teníamos que seguir reduciendo la velocidad porque nuestro camino era lento y resbaladizo.
La delicadeza de la penetración anal
Luego comenzamos a preparar el cuerpo del otro para la penetración anal. Lengua a lengua, exploré lo más profundo de su intimidad, buscando los puntos adecuados para que se excitara cada vez más. Luego puse mis manos sobre sus nalgas, apretándolas e inundando la habitación con una suave pero intensa necesidad.
Calentando el cuerpo con otra ronda de aceite esencial, USADO en movimientos lentos y profundos, comencé a penetrar su ano, sintiendo su energía fluir. Con cada movimiento, un placer único e indescriptible nos encontró en la follada anal, como un solo espíritu invadiendo a otro. Él gimió de satisfacción con cada toque y sentí que el ritmo de nuestro deseo aumentaba.
Mantuve nuestra intimidad siendo lenta e intencional, deslizándome hacia adentro y hacia afuera, sintiéndolo expandirse y relajarse cada vez. Luego presioné su botón de placer una vez más, enviando llamas de éxtasis por todo su cuerpo. Y cuando mi cuerpo se volvió uno, nuestros espíritus se unieron en un universo sellado de pasión. El intenso sexo anal que estábamos experimentando es adormecedor y poderoso al mismo tiempo.
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