La increíble aventura de masturbarse con la pelirroja culona
Estaba cachonda y no sabía qué hacer cuando ella apareció. La pelirroja culona. Llevaba una camisa de vestir, medio atada, que dejaba ver parte de sus pechos firmes y su culo blanco y redondo.
Mi corazón comenzó a acelerarse cuando ella se acercó, con esa vista, y tuve que evitar tocar su trasero. Pero ella pareció entender y se acercó a mí. No podía creer que esto estuviera pasando y mi corazón seguía latiendo desesperadamente.
Ella se acercó aún más y estaba muy cerca de mí. Mi cuerpo pareció elevarse hasta las nubes y pude sentir la presión de su cuerpo, la vibración de su voz dirigida a mi oído. Me dijo que cerrara los ojos y la sujetara por la cintura.
Cerré los ojos y lo solté. Sostuve su cintura y sentí el contorno de su cálido cuerpo contra el mío. Nuestra respiración era de éxtasis cuando sentí el calor de su boca en mi espalda.
Poco después, se presionó contra mí y pude sentir cada movimiento de su cuerpo, recordándome y obligándome al mismo tiempo. Giré nuestro cuerpo y me acosté en la cama. Comenzó a besarme suavemente, y al sentir los efectos, deslizó sus labios hasta mi delicada zona.
Tan pronto como empezó a acariciar esa zona, mi cuerpo se estremeció y miles de sensaciones recorrieron mi pecho. Me sentí como si estuviera en un sueño y sólo pude moverme cuando su mano llegó hasta mi ropa interior.
Antes de que pudiera siquiera pensar, ella comenzó a mover sus dedos con talento, explorando mi cuerpo como si fuera un juego. Esas sensaciones fueron tan increíbles que me quedé sin palabras. No podía controlar el choque de mis músculos con cada movimiento de sus dedos.
Comiendo a la joven pelirroja haciendo rebotar su culo blanco
Poco después, ella vino encima de mí, con esa melena roja iluminando nuestro momento. Sus manos se balancearon contra las mías y me rodeó con sus piernas, atrapándome en su calor.
Su piel era sensible y suave, un flujo incontrolable de deseo y deseo. Ella comenzó a besar mi pecho, dándome un poco de descanso entre besos. Mientras tanto, todavía sentía esos dedos jugando descaradamente con mi zona.
Se puso de pie, me miró a la cara y luego me dio un beso. La intensidad de mi deseo aumentó y sostuve con más fuerza a la pelirroja blanca, como si no quisiera que desapareciera en ese momento.
Luego me miró a los ojos, con una sonrisa sensual, mientras movía sus labios. Luego puso su mano detrás de mi cabeza y me dio un beso caliente y húmedo.
Era como si viviera en una película pornográfica. La pelirroja culona me poseyó en todos los sentidos, besando intensamente mi cuello, mientras su mano pulsaba e invadía mi cuerpo.
Mis manos también exploraron su cuerpo y sentí como si ella fuera a tomar posesión de mí. Y fue en ese momento que empezó a decirme unas palabras al oído. Ella me dijo que se moría por masturbarme y yo simplemente acepté.
De esta manera comenzó a realizar movimientos lentos y muy sensuales, masajeando mi zona. Y eso me estaba poniendo extremadamente cachondo. No vi fin a mi deseo, y mientras ella se movía, yo jugaba con mi polla y no quería que terminara.
La pelirroja culona continuó con sus movimientos, valorándome de una manera diferente. Sus dedos jugaron con la sensible piel de mi miembro, mientras su boca lamía todo mi pecho.
De repente, sentí que explotaba de tanta emoción y comencé a gritar de pura alegría. Ella sonrió satisfecha e incluso comenzó a mover lentamente su lengua alrededor de mis sales.
Sentí mi cuerpo relajarse después de esa locura de placer. Quedé satisfecho, pero aún podía sentir la emoción que me estaba dando esa pelirroja culona en ese momento. No podía creer que ella me hiciera pasar por algo tan increíble.
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